El secreto industrial corresponde a todo conocimiento sobre productos o procedimientos industriales, cuyo mantenimiento en secreto o reserva otorga a su poseedor una mejora, avance o ventaja competitiva.
El secreto industrial puede recaer sobre una variada gama de objetos, desde estrategias de publicidad a listas de clientes, desde métodos de producción a estrategias de venta. En definitiva, lo que constituya o no será determinado casuísticamente dependiendo de las particularidades de cada caso en concreto.
Los requisitos varían según la legislación de cada país, sin embargo, existen criterios generales establecidos en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio:
Los secretos industriales se protegen sin exigencias de formalidades, no se requiere registro y su protección puede extenderse ilimitadamente, mientras se mantengan las medidas jurídicas y de hecho que se utilicen para protegerlo, como por ejemplo las siguientes:
A. Medidas jurídicas de protección:
B. Medidas fácticas de protección.
Toda empresa tiene información susceptible de ser protegida mediante el secreto industrial, sin embargo, hay algunas que son más conscientes de este hecho que otras.
En algunos casos, las empresas solo se dan cuenta de la necesidad de proteger efectivamente la información al ocurrir algún evento que puede comprometerla, como por ejemplo, si algún competidor se hace o intenta hacerse de tu lista de clientes, de tus planes de marketing o de algún empleado clave.
El problema surge cuando por este desconocimiento no se han cumplido con los requisitos para gozar de la protección que otorga el secreto industrial.
Existen una infinidad de sectores capaces de ser protegidos por el secreto industrial, a continuación se listan algunos ejemplos de común ocurrencia:
Al ser tantas las áreas a las que resulta aplicable el secreto industrial, y al ser estas tan cruciales en una empresa, es esencial asesorarse profesionalmente en la materia y así cumplir con los estándares requeridos. Lo contrario implica exponer a tu empresa a riesgos innatos al mundo comercial.
La patente de invención otorga a su titular un derecho exclusivo sobre un producto o proceso, siempre y cuando sea novedoso, tenga nivel inventivo, y se pueda aplicar en la industria. Si un tercero quisiera usarlo, tendría que obtener una licencia sobre la patente. Además, esta protección tiene una duración limitada, que en Chile es de 20 años. Luego de esto, cualquier persona puede usar la invención.
En cambio, el secreto industrial protege prácticamente cualquier tipo de información que otorgue una ventaja competitiva, y su duración es ilimitada. Esto da una gran ventaja por sobre la patente. Por ejemplo, si la Coca Cola Company hubiese protegido la fórmula de su famosa bebida con una patente, ¡estaría en el dominio público desde hace más de 100 años!
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